lunes, 11 de mayo de 2009

Sueños

Si les (primer ventana que abro: bastante presuntuoso usar un "les", como si lo fuese a leer alguien mas que yo) cuento que (molesto leer esto con tanto paréntesis, la verdad) casi nunca recuerdo lo que sueño, me dirán que esto no tiene nada de original. No tengo datos estadísticos como para abrir el dispenser de macedonia y tirar fruta sobre cuánta gente recuerda sueños y cuánta no, pero como hace rato que nadie me cuenta que soñó algo en particular, presumo entonces que poca gente sueña, o recuerda haber soñado.

Entonces, las chances son dos: o no sueño nada, o no recuerdo lo que sueño. Embole o mala memoria, digamos.

Hoy soñé que era aprendiz de un viejo, que a su vez era una especie de espía. Igual, pensándolo bien, era un espía medio salame, porque andaba vestido con traje de lino (cuando uno tiene mujer, aprende que el lino es una tela liviana, copada, que no da calor, pero se arruga más que la camisa bajo el cinturón de seguridad) blanco, algo bastante llamativo.

Igual, era una especie de idea como la película "El aprendiz", esa con Colin Farrell (farel, farrel, farell, farrell, elija usted) y Robertito De Niro (ponele). La idea era que el tipo me iba probando, y me iba enseñando.

En un momento se cruza con una mujer, aparentemente casada o comprometida, con la que tenía o había tenido algo. La acompaña a la casa (un edificio), y cuando ella entra, un poco a escondidas, se mete tras ella, toca timbre del departamento, y al salir acciona una alarma de incendios. Aclaro que era un sueño, y era el mío, así que yo lo vi así. El viejo se sonreía con una cara de satisfacción admirable, era una dulce y sutil venganza.

Después, me entrenaban con unos aparatitos de realidad virtual parecidos a los que vi en Brookstone (local raro en el que venden aparatitos innovadores, ponele). Tenía que poner una bomba bajo el agua, lo loco es que me vestía con neoprene, y sin embargo era todo virtual. Qué se yo, no tendré sentido práctico en los sueños.

En fin, el sueño sigue, pero yo estoy orgulloso de soñar y comprobar que lo hago. No hay más historia que esto, tal vez el comentario siguiente: de pequeño, entre las cosas que soñaba ser cuando fuese mayor, una de ellas era una especie de espía/ladrón, específicamente yo quería ser como El Santo. Después vi la película, y al aparecer Elisabeth Shue, me di cuenta que no estaba tan errado en lo que quería, pero me ganaron de mano.

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